jueves, 2 de septiembre de 2010

Messiah - Hallelujah

Bonsoir! cuánto tiempo! "de pasada" os traigo una genialidad de las tantas que compuso Georg Friedrich Händel:


From Andre Rieu's "Live From Radio City Music Hall" in New York City 2004, with the Johann Strauss Orchestra and the Harlem Gospel Choir.


Bonsoir!

sábado, 10 de julio de 2010

Violin Concerto

Bonjour. ¡Cuánto tiempo ha pasado desde el último mensaje! dicen que el tiempo "vuela"...yo creo que el tiempo no vuela, nosotros "volamos", nos olvidamos del tiempo hasta que, como baldazo de agua fría, te encuentras a un viejo amigo/a y te dice "tanto tiempo..." y tú dices "si nos vimos hace poco" y él/ella responde "si dos meses es poco tiempo cuál será el tiempo corriente...". En fin...como decía Espinosa, si no mal recuerdo, "sentimus experimur que nos esse aeternos" (nosotros sentimos y experimentamos que somos eternos).
 Hoy traigo una exquisitez; el concierto para violín de Alban Berg. Brillante ejemplo del dodecafonismo.
 El dodecafonismo fue una "revolución musical" cuando surgió. Esta música se sustenta en el sistema atonal. Básicamente lo que sucede es que la música no se sustenta en una jerarquía tonal (por ejemplo, tomamos una pieza de Beethoven, como el popular "claro de luna" y nos dice Moonlight Sonata en C♯ minor). En esta pieza tenemos una nota que es quién se encuentra "por encima de todas", la que jerarquiza la música. Si tienes un oído atento y te pones a escuchar una pieza anterior al dodecafonismo posiblemente seas capaz de "predecir" cómo va a terminar la pieza (ya que siguen un "patrón" notal predeterminado). Haciendo una apreciación, "muy personal", yo siempre que escucho una pieza imagino un GRAN PINCEL que va pincelando las notas en letra de carta, cursiva y con una continuidad entre una y otra (seguro tú lo estás visualizando en este instante). Eso es el sistema tonal. En la atonalidad no somos capaces de predecir la siguiente nota o como termina la pieza (salvo que la conozcas de antemano). Ya en el dodecafonismo, propiamente dicho, encontramos las 12 notas establecidas en una relación ordenada pero no jerarquizada. En tu cabeza imagina 12 notas o 12 "cosas que quieras" según el orden que tú desees pero todas al mismo nivel, en una hilera, ninguna más arriba o más abajo que otra. Naturalmente, es el compositor quién decide el orden con la única condición imperante de que no se repita alguna hasta el final. Schönberg, creador del dodecafonismo, estableció una serie de reglas a tener en cuenta a la hora de componer. No obstante, no las voy a publicar aquí (pueden resultar engorrosas de comprender).




Intérprete: Leonid Kogan.



viernes, 4 de junio de 2010

4 Ballades (Chopin)

Bonne nuits!. ¡Por fin!..luego de tantas deliberaciones y pospuestas he aquí al grand maestre: Frédéric Chopin. Y, para estar a la altura de las circunstancias, he optado por sus 4 bellísimas baladas. La interpretación corre a cargo del virtuoso Krystian Zimerman. En profiter!

Ballade No. 1 in G minor, Op. 23

Se inicia con un diseño ascendente, a modo de pregunta, al que sigue un tema lírico y melancólico. Un segundo tema, que comienza cantabile, se agita con vigor. Ambos se intercalan creando contrastes expresivos. Finaliza magistralmente con una coda magnífica y complicada técnicamente y una serie de acordes brillantes descendentes de gran impacto. 

Ballade No. 2 in F major, Op. 38

Está dedicada a Robert Schumann. Dos temas contrastantes conforman la estructura, el primero es de sereno lirismo, y el segundo de trazos vigorosos. Cabe destacar el soberlio paso del andantido al presto con fuoco, por su espléndida violencia y belleza. 


Ballade No. 3 in A-flat major, Op. 47

Está dedicada a la princesa de Noailles. En tiempos de Chopin fue la más famosa de sus cuatro baladas, inspirándose en el cuento Ondina, la sirena que se enamora de un príncipe. Algunas secuencias suguieren la ondulación de las aguas.

Ballade No. 4 in F minor, Op. 52

 
Se publicó en Leizpig en 1843, dedicándola su autor a la baronesa de Rothschild. Es la más amplia y rica, con momentos de gran lirismo y ternura y otros de enorme agitación, resultando una obra fascinante.
 Adieu!

domingo, 30 de mayo de 2010

Sonata Pathétique

Bonne nuit!. Hoy pensaba ¿qué pieza llevo al fonógrafo? habiendo tanto de dónde elegir realmente resulta dificil decidirse. Y, más aún, siendo consciente que he dejado de lado a uno de mis compositores favoritos (Chopin). Ofreciendo mis disculpas al genio polaco me concentro en el ahora; 6 horas antes de sentarme a escribir esto, vino a mi cabeza una sóla palabra...pathétique!. Una gran sonata de Beethoven, interpretada en esta ocasión, por el virtuoso Freddy Kempf. Sin más círculos:

Piano Sonata No. 8 in C minor (Pathétique)
Primer movimiento: Grave; allegro di molto e con brio. El primer movimiento arranca con una introducción grave. Éste suscita sentimientos de dolor atenuados por momentos de luz. Ligado de manera orgánica a la introducción, aparece el Allegro molto e con brio, con un comienzo tormentoso, violentamente dramático y apasionado. El tema de la introducción aparece nuevamente antes de una sección de desarrollo, y nuevamente antes de la coda final.


Segundo movimiento: Adagio cantabile. Éste movimiento es lento e indescriptible con palabras. Demasiado bello. Lo definiría como "un atardecer pintado con notas".


Tercer movimiento: Rondo: allegro. La sonata concluye con un movimiento 2/2 en C menor. Un tema inventivo y delicado.





Au revoir.